Libérate de la ignorancia
- universomental
- 27 may 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 10 oct 2019

¿Por qué mientras unas naciones “progresan” o se “desarrollan”, otras se hunden en la pobreza y el subdesarrollo?
¿Por qué hay personas que aun viviendo en condiciones económicas y sociales difíciles son capaces de salir adelante?
¿Por qué algunas personas triunfan y otras son mediocres?
¿Quién es el culpable de que el mundo no evolucione hacia un estado de vida verdaderamente desarrollado?
¿Por qué algunos en su afán de obtener riqueza pasan por encima de los demás sin que les importe el sufrimiento ajeno?
Podríamos enumerar muchísimos más interrogantes tratando de encontrarle una explicación a tanta desigualdad y tanto mal en nuestro mundo; lastimosamente muy pocas personas se cuestionan acerca de lo que acontece tanto en su mundo interior como fuera de él. Desde muy pequeños las personas mayores que están a cargo de nuestro cuidado y educación se dedican a decirnos o imponernos lo que debemos hacer, cómo lo debemos hacer, cuándo lo debemos hacer; nos dan órdenes y no nos dan libertad para decidir y tampoco nos explican por qué o para qué debemos hacer lo que nos dicen; ni nuestros padres ni tampoco nuestros maestros nos enseñan sobre el por qué y para qué debemos estudiar, para qué nos sirve eso, simplemente nos dicen que debemos estudiar para ser alguien en la vida o conseguir un buen empleo; nos enseñan números y letras pero no nos enseñan sobre cómo aprovechar nuestros talentos y capacidades o sobre cómo manejar o transformar nuestras debilidades; no nos enseñan o preparan para afrontar la vida con todas sus dificultades.
Se puede decir que muchos seres humanos durante buena parte de nuestra existencia vivimos por vivir, sin encontrarle el sentido a la vida, es decir, vamos hacia donde nos lleve la corriente y sin darnos cuenta aun siendo adultos seguimos haciendo lo que otros nos dicen o comportándonos como creemos que a los demás le agrada negándonos así la oportunidad de ser auténticos. Anhelamos lo que otros tienen restándole valor a lo propio y nos lamentamos por lo que no tenemos y otros si han podido conseguir.
Vivimos en la sociedad del inconformismo, la ignorancia, la frustración, la envidia y el fracaso; vivimos en una sociedad que se ha creído el cuento de que somos parte de una generación civilizada cuando en realidad seguimos hundidos en la ignorancia; deberíamos mirar hacia atrás para darnos cuenta de que fueron más civilizados nuestros antepasados porque se dieron la oportunidad de pensar el mundo y de mirar la manera de mejorarlo y hacerlo más vivible para todos. Me refiero a hombres pensantes como Sócrates, Platón, Carl Jung, Sigmund Freud, entre otros, que se preocuparon por entender el mundo y plantear diferentes formas de conocerlo mejor y aprovecharlo.
Muchas personas creyendo saber lo que hacen, creyéndose más inteligentes que el resto de la humanidad, se dedican a satisfacer sus propios intereses sin tener ningún reparo en los medios que utilizan para saciar su ambición y su sed de poder y reconocimiento; se creen los dueños del mundo y de la vida de las personas. De este modo, mientras esto ocurre, otros, conformistas, fracasados, decepcionados, sin motivos para vivir, le dan libertad a dichas personas para tomen decisiones por ellos y dirijan su destino.
Sería muy enriquecedor si todas las personas nos preocupáramos por detenernos con cierta frecuencia a reflexionar sobre todo lo que hemos vivido tratando con esto de ser conscientes de nuestra realidad actual, es decir, buscar en nuestras vivencias pasadas y presentes explicaciones o respuestas que nos ayuden a comprender lo que somos actualmente y por qué vivimos de determinada manera. Reflexiones como estas podrían llevarnos a comprender por qué nos sentimos fracasados, qué nos ha llevado a sentirnos frustrados, por qué no he sabido aprovechar mi vida y mi tiempo; sería importante cuestionarnos en todo momento sin estar comparándonos con las demás personas y de este modo podríamos hacernos cargo de nuestra existencia sin permitir que otros se aprovechen de nosotros o quieran manejar nuestra vida.
Nelson Manuel Pérez Mercado - Psicólogo
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